Según Google el amor es un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno.
Pero para mi el amor es más que eso; son recuerdos, momentos y vivencias que nos llenan el corazón y la vida cada que vienen a nosotros.
Algunos de estos momentos son tan poderosos que pueden forjar a su gusto aspectos de nuestras vidas. Por esto estoy totalmente seguro que mi amor por la cerveza es gracias a los recuerdos.
Una de las primeras personas que marcan nuestra vida son nuestros padres, crecemos viviendo de sus ejemplos y sus enseñanzas y hasta muchas veces nos rehusamos a aceptar que somos iguales a ellos. Aprendí a vivir con la frase “eres igual a tu papá“ pero apenas aprendí lo poderoso que puede ser un recuerdo en nuestra vida.
“No recordamos días, recordamos momentos“ Cesare Pavese
Entendí que indirectamente y casi sin quererlo mi gran amor por la cerveza me lo heredó mi padre, verlo sentado en su silla cómodo y feliz disfrutando una cerveza cada noche con una ahhh al final; ese que provenía directamente del corazón, se metió a tal nivel en mi alma que ahora sigo su legado.
Recuerdo imaginarme que se siente tomarse una cerveza, sentir el olor a fermento que antes me generaba desagrado y ahora nostalgia. Recuerdo tomar la botella sin que el lo notara (o eso pensaba) y probar las pocas gotas al final para lograr sentir lo mismo que mi papá.
Se vienen a mi mente esas conversaciones de carretera explicándoles a mis tíos que la cerveza que más le gustaba era la Costeña “es la mejor y la gente no lo sabe”… lo que mi papá no sabía es que ahora pienso igual que él.
Ahora muchas décadas después de esto deseando haberme podido disfrutar unas bien frías con el digo… ¡Gracias y salud papá!
Dedicado a Carlos Franco; hombre sabio que me inspiró a amar una de las grandes cosas del universo.
¿Y a ti que te inspiró a amar la cerveza?
